Razones para ser socio de ASEPP

Creo que no es fácil poner en pocas palabras las razones que pueden justificar y motivar hacerse socio de una Asociación como la Española de Psiquiatría Privada.

En primer lugar habría que reflexionar sobre la situación de la Psiquiatría en el ámbito privado y después sobre la necesidad de que exista una sociedad de Psiquiatría privada.

En general la práctica privada de la Medicina en España es vista por gran parte de la población con recelo. Por cómo está organizado el sistema de salud, muchas personas tienen la idea, la sensación o incluso la certeza, de que el médico que ejerce su labor de forma privada lo hace por motivos exclusivamente pecuniarios, suprimiendo aspectos profesionales, personales y por supuesto altruistas de su labor. Los políticos se hacen eco de esta lectura y (en ocasiones sin desearlo) promueven la idea de que la sanidad sólo puede ser de calidad si es pública (que no universal), manteniendo la imagen de la "necesidad" de reducir a la más mínima expresión el ejercicio de la medicina privada. Casi nadie se opone abiertamente a esta visión, por temor a ser abucheado por la opinión pública, tenido por un "facha" o por ser visto como una persona no solidaria con aquellos que no se pueden permitir su asistencia. Sin embargo la práctica privada es un digno ejercicio de la profesión, perfectamente complementario al servicio público y absolutamente necesario, ya que si no existiese la medicina privada, el servicio público de nuestro país, tal y como está concebido, sería muchísimo más caro o no podría mantener los niveles de asistencia y calidad que en la actualidad ofrece.  Esto no se suele tener en cuenta. Defender con fuerza el ejercicio de la medicina privada es absolutamente necesario para en buen funcionamiento de la pública.

En concreto la Psiquiatría privada tiene unos elementos que la hacen distinta a otras especialidades médicas. La asistencia psiquiátrica en España durante muchos años fue privada o en manos de instituciones que no estaban integradas en el sistema general de salud, de manera que institutos, diputaciones y entidades privadas sin ánimo de lucro o con él, se hicieron cargo de las personas sufrientes de trastornos mentales con independencia del devenir de otras especialidades en medicina. Llegó el momento en el que se hizo un esfuerzo muy intenso para incluirla en el sistema de salud general, lo cual convirtió al psiquiatra en un médico igual que los de otras especialidades, al tiempo que la propia especialidad adquiría un rango que previamente no poseía.  Podemos decir que el psiquiatra pasó de ser privado a ser púbico. En ese mismo momento comenzó el movimiento de la Psiquiatría comunitaria que adquirió una gran relevancia en la asistencia, dejando aparcados a los profesionales que seguían ejerciendo en el ámbito privado, si no estaban adscritos al concierto con la red de salud por parte de alguna institución para la que trabajara.

En la actualidad la Psiquiatría privada se hace cargo de muchos casos que la pública no alcanza, desde "patologías menores" que no por tales no deben ser atendidas, hasta procesos de apoyo y asesoramiento que se hace dificultoso mantener en el sistema público de salud. En nuestra especialidad mantenemos un sistema terapéutico muy particular como es el de la psicoterapia, que en muchas ocasiones trasciende los límites de lo patológico y que por lógica no debe de estar incluido en la cartera de servicios del sistema público (al menos tal y como está constituido en la actualidad) y que sin embargo puede ser cubierto por las instancias privadas.

El ejercicio de la Psiquiatría se puede realizar en gran medida sin un respaldo tecnológico complejo, ya que las pruebas que habitualmente se utilizan son asequibles sin grandes desembolsos económicos y cuando es necesario descartar organicidad se suele hacer desde otras especialidades médicas. Este hecho propicia que el/la especialista en Psiquiatría pueda establecerse de forma autónoma sin el concurso necesario de una entidad que aporte la tecnología precisa para la asistencia, como ocurre por ejemplo en cualquier especialidad quirúrgica, y en mayor o menor medida en el resto de las especialidades médicas. En definitiva el/la profesional de la  psiquiatra es de los pocos médicos que ostenta el privilegio del desarrollo de la profesión de forma autónoma, así se puede decir que es un profesional liberal en el más profundo significado del término.

Estas circunstancias han promovido el que numerosos psiquiatras hayan decidido montar su consulta, en muchas ocasiones como complemento de su labor asistencial en el sistema público y en algunas con exclusividad en el privado.  En nuestro país la especialidad es otorgada por el sistema público de salud, y la carrera profesional está diseñada para el ejercicio en este sistema. Otras entidades, como los espacios clínicos privados o las universidades privadas, no tienen la posibilidad de desarrollar planes de formación para la especialidad, de manera que  habitualmente el paso se da desde la práctica en el ámbito público al privado ya que el desarrollo del aprendizaje de la especialidad se ha realizado en lo público.

Podemos decir que el sistema público de salud en España tiene una dimensión semejante a la de un monopolio y como tal utiliza su influencia para seguir siéndolo. 

El ejercicio en España de la Psiquiatría Privada está permitido. No como una deferencia del sistema sino como un derecho profesional. Podemos seguir siendo profesionales liberales. Esto no quiere decir que sea sencillo, obviamente nos debemos someter a una serie de requisitos que tenemos que cubrir para ejercer con las garantías necesarias nuestra profesión y estamos sometidos a las mismas obligaciones que cualquier profesional que ejerza su labor en el ámbito público.

A nivel práctico (no teóricos) el valor de la certificación y peritación privada a nivel jurídico no tiene el mismo rango que el de la pública. Una certificación médica expedida por un psiquiatra privado para algunos letrados no tiene el mismo valor que el expedido por un psiquiatra público. Esto mismo lo podemos observar multiplicado en la lectura que hacen compañeros médicos generalistas que no tienen en cuenta informes que no pertenezcan a la red pública, por la solapada sospecha de que al haber sido expedidos por un psiquiatra privado este se ve beneficiado por el pago de sus servicios (como si a los psiquiatras de la red pública no se les pagase), así mismo algunos de los compañeros médicos que se dedican a la inspección sanitaria dan un valor meramente testimonial a cualquier informe o certificado que venga de un psiquiatra privado sin tenerlos en cuenta por suponerse tendenciosos.

En España el ejercicio de la Psiquiatría en lo privado tiene unas características que justifican que los profesionales que ejercemos nuestra especialidad en este ámbito nos unamos para poder defender nuestro espacio profesional. En primer lugar deberíamos tener una Asociación que promueva una imagen de la Psiquiatría privada más cercana a la realidad, alejándola de estereotipos negativos y promocionando una idea de la necesidad de una Asistencia Universal de la medicina (no necesariamente público-administrativa). El continuo ataque por parte de la población, e incluso por parte de algunos profesionales, a la Psiquiatría se hace más intenso y dañino si esta está ejercida en el ámbito privado. Parece que nadie defiende la idea del el buen uso y necesidad de una buena Psiquiatría privada.

Siempre he defendido que en realidad no existen una Psiquiatría privada y una pública, sino que existe una Psiquiatría buena y una mala, tanto en uno como en otro sistema, y que hay que defender la buena Psiquiatría en ambos medios y estos deben ser complementarios y se deben beneficiar de la existencia del otro. La labor a la que nos enfrentamos los psiquiatras es de tal magnitud que no sobramos ninguno.

Pero la realidad es que el psiquiatra que ejerce su especialidad en el ámbito privado está en clara desventaja en relación al que lo hace en el público en muchos aspectos. La Psiquiatría Pública pone a disposición de los psiquiatras que trabajan en su sistema unos dispositivos y facilidades a los que no tenemos acceso los psiquiatras que trabajamos en el ámbito privado. Desde cursos de formación hasta la posibilitación de acceso a la investigación o a colaboración en equipos de trabajo que difícilmente remedamos en la Psiquiatría Privada. Desde el respaldo jurídico ante eventualidades asistenciales, a la posibilidad de consulta de situaciones y requisitos administrativos y laborales que en ocasiones condicionan la práctica clínica.

La defensa del ejercicio de la Psiquiatría privada no puede caer en otras manos que la de profesionales que estamos convencidos de los claros beneficios que tiene para la población general y para la profesión una Psiquiatría privada fuerte y saneada. Esto únicamente puede realizarse en el contexto de una sociedad asociativa que nos incluya a los profesionales que ejercemos la Psiquiatría privada. Son muchos los frentes que tenemos que atender y es mucha la labor de concienciación, mejora de la imagen, acuerdos institucionales, colaboración con entidades de la administración pública y búsqueda de la mejor complementación de nuestra labor con la imprescindible asistencia pública para el bien común. Esto sólo se puede hacer creando una Asociación fuerte, unida y con sentido de bien público, aunque sea desde el ámbito privado.

La unión de los profesionales que trabajamos como psiquiatras privados nos facilita la búsqueda de sinergias y espacios de colaboración con otros profesionales siendo otra  de las razones por las que se hace  necesaria una Asociación como la nuestra. El mayor número de psiquiatras privados de nuestro país ejerce su labor profesional en pequeños despachos, o en algunas ocasiones para una entidad privada por la que es contratado o a la que presta sus servicios. Esta situación explica la gran atomización que surge entre los profesionales que ejercemos privadamente. La sensación de soledad y escaso respaldo tanto a nivel profesional como institucional es una de las consecuencias lógicas del sistema de salud de nuestro País. También es verdad que un elevado porcentaje de los profesionales de la Psiquiatría privada tienen también parte de su ejercicio en el ámbito público, lo cual hace que estas necesidades a las que aludo se minimicen, ya que tienen acceso a determinados dispositivos y actividades que solucionan este problema. Aun así, en el momento en el que se ubican en su consulta privada se ven sometidos a la misma situación, si precisan alguna ayuda o colaboración exterior deben utilizar elementos que en realidad pertenecen al ámbito de lo público o se ven obligados a pedir favor a alguien de la red pública o a amistades personales o profesionales.

Para el profesional privado el acceso a formación continuada está determinado por las posibilidades de encontrar espacios docentes autogestionados o apoyados por la industria farmacéutica, lo cual condiciona su elección. La mayoría de los espacios de formación promovidos por el sistema público de salud es para uso exclusivo de sus trabajadores y sólo en contadas ocasiones dan entrada a profesionales que no estén incluidos en el sistema.

En definitiva considero que la creación de una sólida asociación que defienda la imagen de la Psiquiatría privada, promueva la utilización de las instancias privadas en beneficio de la salud pública, con acuerdos institucionales y modificación de tendencias y costumbres basadas en prejuicios negativos a la práctica privada, desarrollo de sistemas de formación continuada o acuerdo con entidades públicas que faciliten la entrada a los profesionales que desarrollan la Psiquiatría independientemente del sistema en que la ejerzan, apoyo y asesoría jurídica, laboral y empresarial, y la creación de espacios de confluencia de profesionales con las mismas situaciones; hacen imprescindible una asociación que tenga como principal objetivo la defensa y promoción de la Psiquiatría privada. Otras asociaciones están tan volcadas en otros objetivos y se encuentran tan mediatizadas por los intereses de los profesionales que ejercen su labor en el sistema de salud público (que son mayoría) que no pueden atender las necesidades de los que ejercemos en lo privado.


Doctor Juan Luis Mendivil

Psiquiatra