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No ponerse el traje de invierno el 1 de septiembre ayuda a combatir el síndrome postvacacional

Martes, 3 de septiembre de 2013

Los niños también pueden padecer este síndrome. Los expertos recomiendan paciencia y no sobreprotegerlos

Madrid, 9 de septiembre de 2013.-  El doctor José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), asegura que se produce un incremento en las consultas de pacientes afectados por el “síndrome postvacacional”, un mal que él mismo describió en el año 1993. Al principio nadie creía en la existencia de este síndrome adaptativo, pero hoy por hoy “su incidencia está en aumento, y cada vez son más los españoles aquejados por sus síntomas, que pagan a la vuelta de las vacaciones el precio de la cada vez más agresiva civilización que estamos construyendo”.

Irritabilidad, dificultad a la hora de concebir el sueño, cansancio o una sensación de profunda apatía y tristeza” son algunos de los síntomas de este síndrome postvacacional cuya duración “normal”, asegura el doctor, se sitúa en torno a una semana o diez días. “En caso de que estos síntomas en vez de mejorar, empeorasen pasado este tiempo, es hora de visitar a un especialista”, según advierte. El síndrome postvacacional aparece “como consecuencia de un cambio brusco de actividad el organismo se resiente, al pasar de una vida de poca actividad a la hiperactividad del día a día laboral, del placer de no tener horarios y hacer lo que se quiere al deber y la responsabilidad”.

Entorno laboral y personalidad, determinantes en el síndrome postvacacional

Los factores externos son muy importantes a la hora de desencadenar un síndrome postvacacional, ya que “cuanto más a disgusto se está en el trabajo, cuanto más estresante sea éste, más probabilidades hay que aparezca”, asegura el experto. Por el contrario, “lo estimulante que sea el trabajo o el ambiente positivo del mismo reducen dichas posibilidades”, indica.

La personalidad y la capacidad de adaptación de cada indicio es también un factor muy importante a tener en cuenta. “No todo el mundo tiene las mismas armas psicológicas, se debe tener una visión optimista de cualquier cambio, y no todo el mundo la tiene”, asegura el doctor José Antonio López, quien explica además que “las personas tendentes a la depresión o que ya han pasado con anterioridad por un síndrome postvacacional, son más propensas a padecerlo de nuevo al volver de vacaciones”.

La clave, como en cualquier trastorno adaptativo, es, según el experto, “ser conscientes de que se trata de un síndrome adaptativo, como cuando cambiamos de estación o cambia la hora, nos sentiremos extraños con el ambiente e incluso con nosotros mismos unos días y luego pasará”. En caso contrario, es cuando se hace necesario acudir al especialista “a modo preventivo”, indica el doctor.

La vida invernal también tiene sus atractivos

No debemos ponernos el traje del invierno el 1 de septiembre, bajar las persianas, y hacer una vida invernal. Aún quedan horas de luz, una temperatura que permite pasear, alarguemos el verano unas semanas, salgamos uno o dos días entre semana, y busquemos nuevos estímulos que nos hagan sentirnos algo más vivos”, estos son algunos de los consejos que el doctor Antonio López facilita para combatir el síndrome postvacacional.

Los niños también sufren síndrome postvacacional

Los más pequeños de la casa no están exentos de padecer este síndrome tras las vacaciones. “Los niños sufren los primeros días de colegio, manifestándolo a través de un sueño intranquilo o la falta de apetito”, explica el experto. “Al igual que los mayores, tras un largo periodo en el que no han tenido horarios, ni obligaciones, los niños pueden presentar angustia frente a la vuelta al colegio y la separación de sus padres”, explica el doctor.

Según el doctor, “el niño más ansioso, que está siempre pegadito a su padres, que es poco explorador de cosas nuevas, lo van a notar más, al igual que aquellos niños que van por primera vez al colegio o la guardería”.  En este sentido, el doctor explica que a los niños se le puede ayudar “estando más con ellos estos primeros días, siendo compresivos, explicándoles que es divertido ir al colegio y estimulándoles en su nuevo aprendizaje y, sobre todo, no enfadarse con ellos porque estos días puedan estar más irritables o no duerman”. De todo modos, el experto hace también hincapié en “hacer entender a los padres que se trata de algo adaptativo y que ellos son los primeros que no han de mostrar preocupación frente al niño. Los padres ansiosos hacen niños ansiosos, y la mejor prevención se realiza durante todo el año. Lo mejor es dejar a los niños que exploren y no ser sobreprotector con ellos”, concluye.