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De la enfermedad mental a la orgánica

Miércoles, 23 de diciembre de 2015

Los datos de un reciente sondeo advierten que, miradas en su conjunto, una serie de alteraciones mentales están asociadas con la presentación de un amplio espectro de enfermedades físicas crónicas. El sondeo, coordinado por investigadores de la Universidad de Otage, en Nueva Zelanda, incluía datos de encuestas sobre salud mental de 17 países.

En él se contemplan 16 trastornos mentales (alteraciones del ánimo, ansiedad, impulsividad y abuso de sustancias) y 10 enfermedades físicas (artritis, dolor crónico, cardiopatía, ictus, hipertensión, diabetes, asma, EPOC, úlcera péptica y cáncer).

El trabajo no aventura vínculos causales entre unas dolencias y otras y, según reconocen los propios autores, haría falta confirmar estos datos con diseños prospectivos. No obstante, sí se sugiere que los efectos deletéreos de las enfermedades mentales se acumulan a lo largo de la vida y hay una comorbilidad significativa.

Son asuntos que hemos abordado recientemente en las reflexiones de esta misma web: ¿Sigue su paciente fumando a pesar de estar enfermo? Se asocia la dieta alta en grasa con alteraciones de la función serotoninérgica y síntomas de ansiedad. ¿Controlamos el riesgo cardiovascular de los pacientes con esquizofrenia?

A la luz de nuevas evidencias, van cobrando importancia y nos recuerdan la importancia de tener presente el abordaje holístico que los pacientes necesitan y tanto puede hacer por la excelencia en su tratamiento y su mejor calidad de vida.

Es posible, siguiendo el planteamiento de este reciente trabajo, que los recientes esfuerzos por mejorar la salud física de las personas con enfermedades mentales podrían estar demasiado centrados en un pequeño grupo de pacientes, aquellos con enfermedades mentales más severas. Las intervenciones para poner coto a las enfermedades físicas crónicas deberían estar integradas en todos los trastornos mentales y desde la fase de abordaje.