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EL SÍNDROME POSTVACACIONAL PONE A PRUEBA LA SATISFACCIÓN VITAL DEL INDIVIDUO

Martes, 26 de agosto de 2014

Cuanto más intensos son sus síntomas más descontento está el individuo

Madrid, 26 de agosto de 2014.- El doctor José Antonio López, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), asegura que se está produciendo un incremento de las consultas de pacientes afectados por el “síndrome postvacacional”, un mal que él mismo describió en el año 1993. Al principio nadie creía en la existencia de este síndrome adaptativo, pero hoy por hoy “su incidencia está en aumento, y cada vez son más los españoles aquejados por sus síntomas, que pagan a la vuelta de las vacaciones el precio de la cada vez más agresiva civilización que estamos construyendo”.

Si bien se trata, tal y como apunta el doctor, de un síndrome adaptativo, su aparición no es banal, como tampoco lo es la intensidad de sus síntomas: “Irritabilidad, dificultad a la hora de concebir el sueño, cansancio o una sensación de profunda apatía y tristeza”, indica el experto. Síntomas que suelen durar entre 7 y diez días, ahora bien, si se prolongan más en el tiempo e incluso se acentúan en vez de aliviarse, es posible que debamos valorar la necesidad de acudir a un experto. “La intensidad y durabilidad de estos síntomas, revela que, más allá del abatimiento que puede suponer el final de las vacaciones, algo no va bien en la vida del individuo”, asegura el doctor. “Como norma general, cuanto más intensos son estos síntomas, mayor disconformidad encuentra la persona con su vida y más necesaria se hace la intervención profesional”, concluye López Rodríguez.

La personalidad, determinante en el síndrome postvacacional

La personalidad y la capacidad de adaptación de cada individuo es también un factor muy importante a tener en cuenta. “No todo el mundo tiene las mismas armas psicológicas, se debe tener una visión optimista de cualquier cambio, y no todo el mundo la tiene”, asegura el doctor José Antonio López, quien explica además que “las personas tendentes a la depresión o que ya han pasado con anterioridad por un síndrome postvacacional, son más propensas a padecerlo de nuevo al volver de vacaciones”.

La clave es, según el experto, “ser conscientes de que, en la mayoría de los casos, se trata de un síndrome adaptativo, como cuando cambiamos de estación o cambia la hora, nos sentiremos extraños con el ambiente e incluso con nosotros mismos unos días y luego pasará”. En este sentido, el doctor López Rodríguez aconseja, “no ponernos el traje del invierno el 1 de septiembre, bajar las persianas, y hacer una vida invernal. Aún quedan horas de luz, una temperatura que permite pasear, alarguemos el verano unas semanas, salgamos uno o dos días entre semana, y busquemos nuevos estímulos que nos hagan sentirnos algo más vivos”.

Los niños también sufren síndrome postvacacional

Los más pequeños de la casa no están exentos de padecer este síndrome tras las vacaciones. “Los niños sufren los primeros días de colegio, manifestándolo a través de un sueño intranquilo o la falta de apetito”, explica el experto. “Al igual que los mayores, tras un largo periodo en el que no han tenido horarios, ni obligaciones, los niños pueden presentar angustia frente a la vuelta al colegio y la separación de sus padres”, explica el doctor.

Según el doctor, “el niño más ansioso, que está siempre pegadito a su padres, que es poco explorador de cosas nuevas, lo van a notar más, al igual que aquellos niños que van por primera vez al colegio o la guardería”. En este sentido, el doctor explica que a los niños se le puede ayudar “estando más con ellos estos primeros días, siendo compresivos, explicándoles que es divertido ir al colegio y estimulándoles en su nuevo aprendizaje y, sobre todo, no enfadarse con ellos porque estos días puedan estar más irritables o no duerman”. De todo modos, el experto hace también hincapié en “hacer entender a los padres que se trata de algo adaptativo y que ellos son los primeros que no han de mostrar preocupación frente al niño. Los padres ansiosos hacen niños ansiosos, y la mejor prevención se realiza durante todo el año. Lo mejor es dejar a los niños que exploren y no ser sobreprotector con ellos”, concluye.